[abrouxados] oops...

Joaquín Lana joaquinlana en gmail.com
Jue Jun 2 14:41:31 CEST 2011


/Este es el texto completo del Sr. Becerra...que antes se me escapó la 
primera y más GILIPOLLISTICA  parte...
/

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Medianoche en París/ es el título de la última genialidad de Woody 
Allen. En ella, el neoyorkino da un quiebro a su última trayectoria y 
firma, probablemente, la mejor de sus películas desde /Match Point/. 
Trata de la nostalgia, de su embriagadora sensación y de sus trampas. De 
como muchas personas que anhelan una época pasada desconocen que, de 
vivirla sin ese plus de haber fantaseado con ella, seguramente se 
encontrarían en una enorme paradoja: la de anhelar una era anterior. Es 
decir, la nostalgia convertida en un estado de ánimo que gira en 
círculos sobre sí mismo.

Muchos de los que viven abrazados a mundos paralelos y escapistas -el 
cine, la música, la literatura, el activismo, el fútbol...- padecen esa 
malsana inclinación. Difícilmente sienten el presente como algo 
vibrante. No, se imaginan cuán emocionante sería haber vivido el Nueva 
York de los cincuenta, haberse dejardo caer por la Movida Madrileña o 
participado en el mayo francés. Por contra, ven su día a día, la mayor 
parte del tiempo, como un pálido reflejo de todo lo que le sugiere esa 
adoración, con memorabilia incorporada, ediciones /deluxe/, pósteres y 
mil anécdotas. Solo, de cuando en cuando, algo prende el fuego dentro. 
El fuego que le hace a uno sentirse partícipe de la historia, de vivir 
en tiempo real los momentos que se echarán de menos en el futuro, los 
que serán pasto de esa nostalgia para los que vengan luego.

<http://blogs.lavozdegalicia.es/javierbecerra/files/2011/05/acampada2.jpg>Hoy 
se puede bajar a la calle, escuchando un disco de Arcade Fire en el Ipod 
y ver lo que está ocurriendo en una ciudad como A Coruña. También en el 
resto de España. Y en muchos otros lugares del mundo. Hay ese fuego, hay 
vida y la misma luz de futuro que trasmitían los canadienses disco a 
disco, de ahí la elección. El presente tiene la piel de gallina y, 
eufórico, piensa que va a marcar un antes y un después. No sospecha que 
mañana quizá todo se desvanezca por su inconsistencia para quedar, 
únicamente, el Ismael Serrano de turno cantando una canción. Tampoco que 
muchos de sus hoy protagonistas den un giro radical, para convertirese 
en la antítesis de lo que defendieron. Ni se plantea que la llama se 
pueda apagar para darle la razón a los escépticos, a los desconfiados, a 
los que cuentan los días para soltar con autosatisfacción el "ya lo 
decía yo" en un bar o en una tertulia de televisión.

El día que ese momento llegue, el mundo, este mundo, será mucho más 
gris. Y seguro que muchos, tiempo después, leerán sobre el llamado 
movimiento 15-M y, como en la película de Woody Allen, querrán venir a 
sentir esto, a hacer la revolución desde Twitter y con Arcade Fire 
sonando de fondo. "!Aquello sí que era compromiso!", "!Aquello sí que 
era música!", "!Aquello sí que era juventud!", habrán escuchando mil una 
vez para entonces. Pero, ojo, porque a lo mejor, si la máquina del 
tiempo funciona, quienes suban a ella desde el futuro se encontrarán a 
muchas de las personas del 2011 echando de menos otra época ideal. Y no 
sintiendo cómo la historia, para bien o para mal, se está haciendo en 
directo delante de sus ojos, sin que se estén dando cuenta.

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